La única condición, según el ministro, es que las pruebas que van a realizar con Linux sean satisfactorias y, sobretodo, que no haya ningún problema de seguridad. Antes de implantarlo de manera global en la administración central, comprobarán que se ejecuta satisfactoriamente en dispositivos de red privada sin riesgos de seguridad y que es compatible con los sitios web y software que emplean en la actualidad, ya que fueron desarrollados para Windows.
El jefe de la oficina de servicios digitales del ministerio, Choi Jang-hyuk, explicó que esperan ahorrar costes gracias a la adopción de este sistema operativo Open Source y que así evitarán depender de un único fabricante y SO.
La decisión de implantar Linux viene determinada por el fin de soporte de Windows 7, previsto para enero del año que viene. La adquisición de licencias de Windows 10 supondría una inversión verdaderamente elevada. Tanto es así que desde el Administración Pública de Corea del Sur han calculado que les saldría más caro adquirir nuevas licencias de Microsoft que invertir en la compra de nuevos ordenadores y cambiar a Linux, que supone 655 millones de dólares.
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